Luchar por lo que uno quiere
Recordar es volver a vivir dicen y es verdad, eso me pasa cuando recuerdo distintas situaciones que me han tocado vivir durante mi carrera como árbitra de fútbol.
Fue un martes de diciembre, del año 2012 cuando me presenté en la pista oficial de atletismo con mi esposo a rendir por primera vez de manera oficial la prueba física FIFA masculina, esa que me daría ese pase tan deseado a la máxima categoría del futbol profesional masculino. Corrí como nunca, terminé extenuada, pero salvé y luego de celebrarlo con mi compañero de carrera y de vida, cuando íbamos en el auto camino a casa llamé a uno de los integrantes de la Comisión de arbitraje para contarle mi gran logro. “Hola XX, soy Claudia ¿cómo estás? Acabo de salvar la prueba física, ¡pude hacerlo!, estaba tan feliz que no cabía en mi cuerpo, y su respuesta fue; “¿en serio?” en ese momento sentí que algo no andaba bien.
Los integrantes de la Comisión días atrás me habían dicho, “tenes todo para llegar a primera división, pero no rendís la prueba de hombres, te falta eso. Si la dieras, y la salvaras la cosa sería diferente” y yo me animé, les pedí que me fijaran la prueba, que me dijeran cuando querían que la rindiera. La charla fue un lunes y me la fijaron para el martes de la semana siguiente. Yo estaba convencida que ellos estaban deseosos y expectantes de que yo salvara y así podría concretar mi sueño, mi gran objetivo, por el cual venía preparándome hace tantos años. Pero la realidad me demostró que no. Ellos pensaban que yo nunca salvaría y cuando la salvé no sabían que excusa poner.
Cuando se hizo pública la lista de ascensos a primera, semanas después alrededor del 20 de diciembre mi nombre no estaba ahí: “Subieron tres y quedaste cuarta me dijeron”. Bronca, frustración y tristeza fueron algunos de mis sentimientos, mi esfuerzo fue en vano, y entendí que hiciera lo que hiciera ellos siempre me pondrían una nueva excusa. Habían transcurrido 8 años desde que me recibí, y otros compañeros con la mitad de años de experiencia ya habían accedido a la máxima categoría y yo la seguía remando, recibía halagos del tipo “arbitras muy bien lo haces como un hombre”, “lo haces bien, pero el fútbol no está preparado para que una mujer dirija un partido profesional masculino”. Lloré mucho e incluso pensé varias veces en tirar la toalla. Durante esos 8 años postergué muchas cosas intentando alcanzar mi objetivo y sentía que nada había valido la pena. CLAUDIA UMPIERREZ 2 2012 terminó como un año muy triste en lo profesional pero no iba a dejar que “ellos” ganaran. Arranqué el 2013, con las expectativas muy bajas, sentía que hiciera lo que hiciera nunca sería suficiente, así que ese año mi objetivo había sido puesto en otro lugar, la maternidad. En mayo nos enteramos de que la familia se agrandaba, estaba embarazada. La mejor noticia de mi vida sin dudas. Durante los primeros 4 meses y ½ de mi embarazo continúe arbitrando, porque en ese 2013 los mismos que no me dejaron ascender, habían comenzado el torneo designándome a los mejores partidos.
¿Culpa quizás? No lo sé, pero me di el gusto de dirigir varias finales y partidos importantes en ese semestre y de escuchar de su parte también frases como, por ejemplo; “como estas corriendo”, “este año sí es tu año” y pude decirles, este año sin duda será mi año, porque estoy embarazada, así que no podré seguir arbitrando. Casi se mueren, sus caras de sorpresa me quedaron grabadas, y cerraron la charla diciendo; “justo este año ibas a ascender”.
Por ser árbitra FIFA y estar preseleccionada como candidata al Mundial Femenino de Mayores que se jugaría en Canadá en 2015 debí notificar mi embarazo a los jefes a nivel internacional, así que mandé un mail compartiendo tan hermosa noticia, y uno de esos jefes me contestó diciendo; “Claudia TE FELICITO! Me parece que es el sueño de toda mujer ser madre. Sé que te va a cortar tu carrera y posiblemente te perjudique, pero debes sopesar las cosas y si esto te poner feliz creo que no hay duda alguna de tu elección. Te deseo lo mejor y que puedas tener un buen embarazo, sin complicaciones y un final feliz”. Lo leí mil veces ese mail, no salía de mi asombro, estaba indignada. Como podía realizar una afirmación de esas, quien era él para establecer mis objetivos y mis límites. No respondí el mail en ese momento, lo reservé para más adelante y me prometí que después de tener a mi hija iba a volver a las canchas para poder demostrarle a él y a tantos otros que las mujeres incluso siendo madres, podemos alcanzar todo aquello que soñemos si trabajamos para ello.

El 26 de enero de 2014 llegó Naomi. Nació por cesárea, lo cual complicó un poco mi regreso a los entrenamientos. El 13 de marzo recién pude reintegrarme. Me costó 6 meses volver a salvar la prueba física femenina que me habilitaba a arbitrar en Uruguay y a nivel internacional. En mayo FIFA me convocó a un mundial juvenil femenino, donde me evaluarían para ver cómo estaba post embarazo, pero lamentablemente no pude salvar la prueba de velocidad y no pude viajar. Nuevamente la frustración se apoderó de mí. El mensaje de aquel jefe me resonaba y me hacía pensar si había tenido razón cuando me dijo que no se podría volver. Pero a pesar de la CLAUDIA UMPIERREZ 3 tristeza de no poder concurrir a ese mundial juvenil no me rendí, sino que comencé a trabajar más fuerte, entrenando doble horario, con mi propósito claro, quería llegar a primera división y quería ir al Mundial de Canadá en julio 2015.
En febrero de 2015 viajé al premundial. Mi hija tenía un añito y se quedó con su papá, era la primera vez que viajaba un mes luego de tenerla, pero el motivo era importante, tenía que ir a ganar mi boleto al mundial, y lo logré, en abril de 2015 recibí un mail de FIFA que decía “Felicitaciones, usted ha sido seleccionada para la Copa Mundial Femenina de Canadá 2015”. Parte de mi sueño se estaba concretando. Dirigí 3 partidos y fui la 4ta árbitra en la final. Mucho mejor de lo que podía haber imaginado. Pero aún me quedaba algo pendiente, llegar a la máxima categoría masculina en Uruguay. En 2012 me arrebataron esa posibilidad, hice todo lo que estaba a mi alcance y no me dejaron llegar, así que hablé con la nueva comisión, ya que los otros miembros ya no formaban parte, y ellos me dijeron; “tenes que demostrar que físicamente estas apta igual que los hombres, que podes salvar la misma prueba física”. Lo hice de nuevo, salvé, pero con una gran diferencia, en esta oportunidad la comisión me felicitó por mi logro, solo restaba esperar y ver si mi nombre estaría en la lista y se concretaría mi ascenso. Habían transcurrido 3 años de aquel triste diciembre 2012 y ahora estaba en Cuba, tres años más tarde de vacaciones con mi esposo y mi hija, cuando sonó mi celular.
Era 30 de diciembre, iba caminando rumbo al gimnasio y me llegó un mensaje de texto de mi madre que decía “Sos de primera”. No lo podía creer, corrí de vuelta a la habitación llorando de felicidad, iba en búsqueda de mi esposo y mi hija, como loca gritaba y golpeaba la puerta, diciendo; “amor, amor, abrí, soy de primera”. Nuestro sueño se había hecho realidad. Ese logro era de los tres, porque sin la ayuda de ellos, nada hubiera sido posible. Era el premio a tantos momentos tristes, de bronca, indignación y frustración, que juntos siempre compartimos.
Pero ahora todo era diferente, todo era alegría, porque finalmente el objetivo se concretó, desde el 1 de enero de 2016 Claudia Umpiérrez sería la primera mujer árbitra de fútbol en la liga profesional masculina en Uruguay y eso me llenaba de orgullo y emoción, pero también me hizo revivir el camino vivido, porque como dice el Maestro Tabarez, “el camino es la recompensa”. Nunca olvido ese camino ni a quienes estuvieron ahí, apoyándome cuando las cosas no salían. Muchas veces pensé tirar la toalla pero no lo hice porque mi actitud de vida siempre fue la misma, seguir luchándola. Ese sacrificio trajo mas logros impensados, como participar de dos mundiales masculinos juveniles de FIFA y llegar a arbitrar mi segundo mundial femenino en Francia, arbitrando el partido CLAUDIA UMPIERREZ 4 inaugural y siendo 4ta árbitra en la final nuevamente. Por todo esto siempre digo que hay una frase que me representa y es una forma de afrontar la vida, la frase dice que hay que “insistir, persistir, resistir y nunca desistir”. Cuando tenes un sueño, una pasión, debes luchas por ello, focalizarte y no permitir que nadie fije tus límites, ni que te diga que no podes hacerlo, porque el único límite es el cielo y las ganas que vos tengas de trabajar para alcanzarlo.
Ser mujer y madre jamás puede ser un impedimento, al contrario, no hay nada que no podemos lograr, todo es posible, con trabajo, preparación y tenacidad podemos alcanzar nuestras metas y demostrar que nuestros hijos jamás serán quienes “corten nuestras carreras” como me dijeron por ahí, sino que por el contrario ellos siempre serán nuestro principal motor para seguir luchando. De eso se trata la vida, de luchar por lo que uno quiere y por eso hay que insistir, persistir, resistir y nunca desistir para poder alcanzar nuestros sueños.
Claudia Umpierrez.