Una primera cita, una entrevista de trabajo o un acontecimiento muy importante son situaciones a las que nuestros cuerpos reaccionan físicamente al experimentar emociones fuertes como el estrés. El sudor por estrés ocurre cuando tratamos de impresionar a alguien o parecer tranquilos y seguros de nosotros mismos, y entonces un rostro o unas manos cubiertos de sudor pueden ponernos en una situación de vergüenza y hasta nuestra ropa puede delatarnos.
Tenemos dos tipos de glándulas sudoríparas: las apocrinas y las ecrinas. Cuando sufrimos estrés o ansiedad, las glándulas apocrinas más grandes –principalmente en las axilas y en la ingle– comienzan a producir sudor.
Las situaciones estresantes o que causan mucha ansiedad también hacen que el ritmo cardíaco aumente y que las hormonas y la adrenalina fluyan por todo nuestro cuerpo, lo que causa transpiración extra proveniente de nuestras glándulas ecrinas.
La transpiración apocrina tiene más nutrientes que la ecrina, además de sal y agua. Los nutrientes hacen que la sudoración apocrina sea más atractiva para las bacterias causantes del mal olor corporal que naturalmente viven en nuestra piel y se alimentan de nuestro sudor. Como resultado, la sudoración por ansiedad o estrés a veces huele más o peor.
La sudoración excesiva por ansiedad, estrés o nervios puede ponernos en una situación muy incómoda. Algunas personas evitan incluso ciertos acontecimientos sociales o de trabajo porque temen sufrir estrés, ansiedad o nervios y transpirar demasiado. Pero hay algunos puntos o ideas importantes que pueden ayudar a solucionar esta situación: